Las protestas por hambre sacuden Marruecos

Las protestas por hambre, que estallaron el pasado 8 de abril en más de cincuenta ciudades marroquíes, han sido ampliamente ignoradas por el régimen. Sin embargo, estos eventos sin precedentes, impulsados por el recién creado Frente Social Marroquí, son una clara señal de la gravedad de la situación socioeconómica que atraviesa el país. Marruecos, afectado por la crisis de la inflación que alcanzó el 9,8% en el primer trimestre y más del 15% para los productos alimentarios básicos, es ahora una verdadera bomba de tiempo.

Estas protestas de hambre ocurren cuando el país ya está debilitado por la pandemia de COVID-19, que ha golpeado duramente al sector turístico, y por la guerra en Ucrania, que tiene repercusiones en los productos básicos. La sequía, que afecta significativamente la cosecha de cereales en el norte de África, agrava aún más la situación. Recordemos que la mala cosecha y el aumento de los precios de los alimentos contribuyeron a las violentas Primaveras Árabes de 2010 y 2012.

Medidas históricas para intentar garantizar un Ramadán tranquilo

Frente a estas crisis y protestas, el régimen alauí ha adoptado medidas históricas para intentar garantizar un Ramadán tranquilo. Entre ellas, la importación por primera vez de 10.000 corderos destinados al sacrificio, con el fin de reducir el precio de cada animal. Otra medida extraordinaria se tomó a mediados de febrero: la frenada de la exportación de alimentos básicos como frutas y verduras para combatir la inflación y estabilizar los precios de estos productos antes del inicio del mes de ayuno. Las autoridades declararon así que «la prioridad es ahora el mercado interior».

Un rey Mohammed VI «desaparecido» y más preocupado por su relación con un boxeador

A pesar de la gravedad de la situación, el rey Mohammed VI parece estar más preocupado por su relación con Abu Azaitar, un campeón de artes marciales mixtas, que por las protestas que sacuden su país. Según un antiguo responsable marroquí, el rey habría pasado más de 200 días fuera de Marruecos el año pasado, junto a los hermanos Zuaiter, de los cuales forma parte Abu Azaitar.

El rey, que prefiere mantenerse alejado de las protestas que empiezan a brotar en las ciudades más pobres de su reino, habría sido insensible a los intentos de sus consejeros para reducir la influencia de los hermanos Azaitar. El monarca, a menudo ausente, se refugia a veces con los hermanos en un rancho privado en el campo marroquí, o en escondites en África Occidental.

Marruecos a la deriva y el temor a un enemigo exterior

Con el rey Mohammed VI preocupado por su relación con Abu Azaitar y el país en medio de protestas por hambre, Marruecos parece estar a la deriva. La situación socioeconómica crítica, combinada con una gobernanza inestable, podría crear un terreno propicio para actores externos que busquen desestabilizar el país y la región.

Muchos analistas destacan que la prolongada ausencia del rey y la incapacidad del gobierno para gestionar eficazmente los problemas internos podrían exacerbar las tensiones existentes y favorecer a grupos extremistas o movimientos separatistas. En este contexto, las autoridades marroquíes están especialmente alertas ante la amenaza potencial que representan grupos como el Estado Islámico o el Polisario.

Un pueblo en busca de esperanza y cambio

A pesar de las dificultades actuales y las incertidumbres políticas, los marroquíes siguen luchando por una vida mejor y un futuro más prometedor. Las protestas por hambre muestran que el pueblo está dispuesto a exigir un cambio y a cuestionar las opciones políticas y económicas del régimen.

El Frente Social Marroquí, responsable de las protestas, reclama más transparencia, una mejor redistribución de la riqueza y la lucha contra la corrupción. El pueblo marroquí aspira a reformas profundas y duraderas, que permitan mejorar las condiciones de vida y garantizar un futuro más estable para las generaciones futuras.

En conclusión, Marruecos atraviesa un período difícil, marcado por la crisis económica, las protestas por hambre y la falta de liderazgo. Es crucial encontrar soluciones duraderas a estos problemas, tanto para el país como para la región, a fin de preservar la estabilidad y evitar la desestabilización por actores externos. Los marroquíes, por su parte, seguirán luchando por un futuro mejor y más justo, en busca de cambios profundos y duraderos.